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La indefinición de Sánchez sobre la estructura de Gobierno aparca el reparto de ministerios con Sumar

Pedro Sánchez Yolanda Díaz dejan para más adelante el reparto de ministerios, a la espera de que el presidente en funciones aclare qué diseño quiere para el nuevo organigrama. En PSOE y Sumar dan por hecho que habrá una reducción de carteras que conllevará la fusión de distintos departamentos, de manera que el socio minoritario de la coalición verá previsiblemente reducida su presencia, contando con tres áreas aseguradas y presionando por lograr la cuarta.

En ambas partes asumen que la composición del nuevo Ejecutivo queda para una "segunda fase" de la negociación, diferenciada de la primera, que ha consistido en el acuerdo sellado este martes, donde se cerraron las bases programáticas con las medidas que guiarán la acción de gobierno. La última etapa consistirá en abordar el reparto de carteras y los nombres del hipotético Ejecutivo. La misma metodología que se siguió en 2019 para el acuerdo de coalición con Unidas Podemos. 

El reparto de carteras quedará así aparcado hasta que se consiga atar la investidura de Pedro Sánchez con el resto de grupos parlamentarios, y se logre el apoyo efectivo de fuerzas imprescindibles como Junts, ERC o PNV, después del sí de Bildu y BNG. Esta es la metodología prevista y, según fuentes cercanas al equipo negociador del PSOE que dirige María Jesús Montero, “no hay otra manera”.

En las conversaciones que han mantenido en las últimas semanas PSOE y Sumar, se ha abordado de manera preliminar la configuración del futuro Ejecutivo, después de que Yolanda Díaz pidiera las carteras por las que tiene más interés, como adelantó El Periódico de España, del Grupo Prensa Ibérica.

Sin embargo, los socialistas no han dado aún ninguna respuesta a estas peticiones, ni les ha trasladado ninguna oferta en firme sobre qué áreas podrían ocupar. El motivo, sostienen en Sumar, es que Sánchez no ha trasladado a las filas socialistas cómo queda el reparto entre sus propios ministros, de manera que tampoco puede ofrecer áreas sobre las que no está decidido a qué partido corresponderán. "Primero tienen que aclararse en el propio PSOE", defienden algunas voces de la coalición de izquierdas, para justificar la incógnita que a día de hoy se mantiene sobre el reparto ministerial.

Los motivos

Por un lado, el líder de los socialistas no quiere revelar todas sus cartas ante una hipotética repetición electoral. Anunciar qué ministerios cedería o serían objeto de fusión supondría poner en duda a los ministros que ahora los ocupan, que quedarían automáticamente desautorizados. Por otra parte, los nombres de la parte socialista del posible gobierno, cuya potestad correspondería directamente al presidente del Gobierno en funciones si logra reeditar su investidura, tampoco están siendo objeto de discusión. Las prioridades ahora son otras, según remarcan los socialistas en referencia al resto de negociaciones. 

Hace cuatro años, el jefe del Ejecutivo en funciones no desveló los nombres de la parte socialista del Gobierno hasta después de obtener el respaldo del Congreso en su investidura. Las carteras que correspondían a los morados sí se desvelaron previamente. Otra de las cuestiones por las que se pretende dilatar el reparto de las carteras en esta ocasión tiene que ver con la redefinición de la estructura del Gobierno. 

Reducción ministerial

La intención pasa por recortar ministerios para aligerar el peso del Ejecutivo. La actual coalición entre socialistas y Unidas Podemos está compuesta por un total de 22 carteras. Cinco más que en el primer Gobierno de Pedro Sánchez en solitario y nueve más de las que tenía el último Gobierno de los populares, con Mariano Rajoy al frente. La reducción de ministerios pasaría por una fusión de competencias que por la parte socialista todavía no está clara.

El actual organigrama partió de la creación de los ministerios de Igualdad, con sus competencias antes incluidas en la vicepresidencia primera, el de Consumo, que dependía previamente de Sanidad, el de Universidades, que formaba parte de la cartera de Ciencia, el de Seguridad Social, que formaba parte del ministerio de Trabajo, y una vicepresidencia segunda con las competencias de Derechos Sociales. Por el momento, los socialistas solo han dejado ver su voluntad por recuperar el ministerio de Igualdad, ahora en manos de la dirigente de Podemos Irene Montero.

Del tamaño final del Ejecutivo dependerá también el peso de Sumar en la futura coalición. De los cinco departamentos que tiene ahora Unidas Podemos, se asume que habrá una reducción, y aunque dan por asegurados al menos tres ministerios, intentarán pugnar por el cuarto.

Reparto con Sumar

En Sumar aspiran a mantener los ministerios de Trabajo y Derechos Sociales, al tiempo en que han pedido Sanidad y áreas relacionadas con vivienda y ecologismo. El acuerdo de coalición YA recogía algunas de las prioridades de Sumar, sobre todo en materia laboral, como la reducción de la jornada semanal de 40 a 37,5 horas en 2024, o la revisión del despido. Una batería de propuestas que iría en consonancia con el Ministerio de Trabajo que previsiblemente revalidará Yolanda Díaz.

Que el 'fuerte' del pacto fuera el laboralismo era lo esperable. Más sorpresa causó el hecho de que se incluyera en el extenso documento una serie de medidas de calado en materia de Sanidad, como un plan de choque para reforzar la atención primaria, una ley para limitar las listas de espera y la ampliación de las prestaciones del Servicio Nacional de Salud, incluyendo la salud bucodental, visual y una ampliación para la salud mental. Un punto fuerte del acuerdo que aventa entre las filas de Sumar la posibilidad de que el PSOE ceda finalmente la cartera de Sanidad, como había solicitado.

Los nombres

Yolanda Díaz ya ha planteado perfiles a ocupar en caso de obtener las carteras solicitadas. En el caso del Ministerio de Derechos Sociales, la gallega había apostado por el acutal secretario de Estado de Derechos Sociales, Nacho Álvarez, que declinó la propuesta Díaz para dirigir este departamento, y cuyas competencias podrían ir a parar finalmente a la exalcaldesa de Barcelona Ada Colau, cuyo salto nacional dan por hecho en las filas de Sumar, pese a que la líder de los comuns evita de momento hacerlo oficial.

La dirigente catalana tenía un perfil que se adecuaba a las competencias de vivienda, un área prioritaria para el socio minoritario de la coalición, pero las resistencias del PSOE a ceder en estas materias hacen que se planteen distintas opciones para Colau, que es vista como un perfil polivalente.

También está sobre la mesa el nombre de Mónica García, líder de Más Madrid y líder de la oposición a Isabel Díaz Ayuso en la Asamblea, cuyo cargo depende en gran medida de si el PSOE accede a entregar la cartera de Sanidad. Una circunstancia que deja a expensas de los movimientos de Sánchez, sin estar asegurada su entrada en el eventual ejecutivo.

Otra de las figuras que están entre los ministrables que baraja Yolanda Díaz es el de la eurodiputada María Eugenia Rodíguez Palop, que fue la coordinadora del programa electoral y que también ha formado parte de las negociaciones para el acuerdo de coalición.